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El Amante

Todavía no le ha sido infiel a su marido...

Ella tiene clara la definición de Infidelidad: Dícese de la relación extra matrimonial con coito incluido. Así de simple, si no hay coito, no hay infidelidad.
En su léxico también tiene clara otra definición y es la de Amante: Persona que en su caso es hombre, porque nunca se ha planteado la posibilidad de una relación lésbica, con la que se mantiene una relación extra matrimonial con coito incluido, que dura más de seis meses.
Así las cosas, por ahora su actual matrimonio está a salvo.


Caso contrario ocurrió cuando estuvo casada anteriormente. De hecho desde el principio se esperaba que en cualquier momento le fuera infiel a su primer marido, porque ella era mucho más joven que él, tenía en su piel la lozanía que da la juventud, era una chica independiente, arrolladora y siempre entraba pisando fuerte a cualquier sitio que llegaba. Eran otros tiempos.
En los años que estuvo casada con él solo tuvo un amante. Lo conoció en el trabajo y desde que lo vio la primera vez pensó para sus adentros: -A éste me lo devoro enterito- y por eso no podía disimular la sonrisa cada vez que se encontraban, incluso cuando él muy serio acudía a su despacho por alguna asesoría puntual y al verla sonreír pensaba en voz alta: -Doctora es que como usted entiende de números todo lo ve muy fácil, pero yo me enredo siempre haciendo las cuentas de cobro y no me puedo dar el lujo de meter la pata-. Y ella lo dejaba que siguiera pensando que a la lectura de los recibos obedecía su cálida y provocadora sonrisa.
Hasta que llegó el día en que un roce llevó a una caricia, y la caricia llevó al beso, y el beso a otra caricia más íntima, y ésta al deseo incontrolable de comerse mutuamente de pies a cabeza...
El primero de sus encuentros de amor tuvo lugar en el mejor motel que había en la ciudad por aquel entonces; no estaban nerviosos, o por lo menos no lo aparentaron; y desde el primer momento supieron que no era su primera infidelidad para ninguno de los dos, pero sí que ésta no sería una más...
Su relación de amantes duró dos años, en los que se sintieron subidos a una montaña rusa permanentemente. Un lapso en el cual los fines de semana y los días de fiesta eran insoportables, donde el día empezaba realmente cuando cruzaban sus miradas en el pasillo o encontraban alguna notita de amor furtiva entre los expedientes, o cuando él se pasaba de atrevido y escribía sobre su escritorio "Mulata mía" y ella sentía que se volvía toda agua, que se derretía en ese mismo instante.
Pero así como empezó un día sin previo aviso, de igual manera acabó. Una discusión tonta fue suficiente para que no volviera a llamarla, para que dejara de encontrar sus notas entre sus papeles y para que cualquier día volviera a tratarla de "doctora", ese día ella comprendió que había dejado de ser su Amante para volver a ser su compañero de oficina.

Después de él le fue infiel a sus tres ex maridos muchas veces, pero no hubo más amantes, ninguno logró hacerla estremecer hasta el punto que él lo logró. Los años fueron consumiéndola lentamente como a una vela y ya su llama no fulge con la misma intensidad de antes. Ahora languidece al lado de su marido, teniendo la certeza que su matrimonio está a salvo...

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